Paso a paso sobre Oracion Salve Y Credo

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Creo en ti mi Dios padre, creador de todo cuanto nos rodea; Creo en ti Señor y dador de vidas, Creo en Jesucristo, hijo del Altísimo y Salvador nuestro, y quien llegó a este planeta mediante Nuestra Madre María; creo en el Espíritu Santurrón, consolador y protector de sus fieles. Creo en ti mi Señor, quien padeció las más enormes humillaciones y maltratos, por salvarnos del pecado. Infunde, Señor, tu gracia en nuestras ánimas, para que habiendo popular por la voz del Ángel el Secreto de la Encarnación de tu divino Hijo, tengamos la posibilidad, por los méritos de su Pasión y de su cruz, alcanzar la gloria de la Resurrección. Por Cristo, nuestro Señor. Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!

Propongo firmemente no regresar a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me debes entregar el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Derrama, Señor, tu gracia sobre , que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Señor Jesucristo, retribuir el celo apostólico de Su hijo Seráfico, Santo Junípero Serra, que salir de casa y patria, trabajó por la salvación de las ánimas, en España, México y California. Por Tu Muy santo Nombre puede que ser elevado a los honores de los altares. Por medio de la intercesión del Santurrón Serra, mira con gusto a nuestras oraciones particulares que no tienen una respuesta terrenal (solicitud de mención).

Oración Del Credo Terminado

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• Desplegó la fuerza de Su Brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
• La primera parte de la oración tiene fundamento bíblico en el Evangelio según san Lucas y es la oración primordial del Ángelus y del rosario.
• Dios te salve , Reina y Madre de misericordia; vida, tiernicidad, y promesa nuestra, Dios te salve.

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Derrama Señor tu felicidad sobre nuestros corazones y otorga a quienes hemos conocido por el aviso del Ángel de la Encarnación de tu Hijo, que por su Pasión y su Cruz alcancemos la gloria de la Resurrección.

subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. que fue concebido por obra y felicidad del Espíritu Santo. con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Socorrió a Israel, Su servidor, acordándose de Su Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre. Su clemencia se extiende de generación en generación sobre esos que lo temen.

M e uno a todos y cada uno de los santurrones que están en los Cielos, a todos y cada uno de los justos que están en la tierra, a todas las almas leales que están aquí presentes. Me uno a Ti, Jesús mío, para alabar dignamente a Tu Muy santa Madre y alabarte en Ella y por Ella. Renuncio a todas y cada una de las distracciones que me sobrevengan durante este rosario.

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La NatividadTe ofrecemos, Señor Jesús, esta tercera decena en honor de Tu Nacimiento en el establo de Belén. Y te pedimos, por este secreto y por intercesión de Tu Santísima Madre, el desapego de los recursos de este mundo, el menosprecio de las riquezas y querer la pobreza. ¡Ave, Ave, Ave María! La VisitaciónTe brindamos, Señor Jesús, esta segunda decena en honor de la Visitación de Tu Muy santa Madre a su prima Santa Isabel y de la santificación de San Juan Bautista. Y te pedimos, por este misterio y por intercesión de Tu Muy santa Madre, la caridad para con el prójimo. Lunes, jueves y domingos a lo largo del Adviento y Navidad1. La AnunciaciónTe ofrecemos, Señor Jesús, esta primera decena en honor de Tu Encarnación en el vientre de María.

Incuestionablemente las verdades en las cuales todos y cada uno de los católicos suponemos, las encontramos en el Credo. Todo cuanto vivió Jesucristo, la institución de la Iglesia, la promesa de Nuestro Padre para la vida eterna y la creación del cielo y la tierra, lo confirmamos y admitimos en el momento en que pronunciamos el Credo.

La sección primera de la oración tiene fundamento bíblico en el Evangelio según san Lucas y es la oración principal del Ángelus y del rosario. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa iglesia.

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En esta plegaria clamamos por la promesa y anunciación de la Resurrección del Señor. Podemos comprobar y de manera sublime y especial, la Ascensión del Señor, quien subió a los cielos y desde allí vigila a sus fieles. La Oración del Credo resume todas y cada una de las verdades en las que creemos los católicos.

Que la gracia del secreto de la Flagelación, descienda a nuestras almas. Que la felicidad del misterio de la Agonía de Jesús, descienda a nuestras ánimas. Que la felicidad del secreto de Hallar a Jesús, descienda a nuestras almas. Que la felicidad del misterio de la Presentación, descienda a nuestras almas.

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Dios te Salve, Reina y Madre de clemencia, vida, dulzura y promesa nuestra. Dios te Salve, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, ya que, Señora abogada nuestra, regresa a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y tras este destierro muéstranos a Jesús, Fruto Bendito de tu Vientre. Descendió a los avernos. Al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso.

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Constructor del cielo y de la tierra. Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a fallecidos. Creo en el Espíritu Beato, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santurrones, el perdón de los errores, la resurrección de la carne y la vida perdurable.

Pienso que tu amor lo sobrepasa todo, que eres misericordioso y que el perdón de nuestros pecados obtenemos con tu bendición y tu perdón. Creo en tu Palabra, creo en ti mi señor; y creo, que, sin ti, no hay vida, y la vida eterna es viable solo junto a ti. Creo en Jesucristo, quien llegó a este planeta por un misterio divino y quien feliz se muestra, cuando sabe que los más pequeños siguen su camino y no se apartan del miedo al señor. Creo que solo un Dios existe, creo en su gran poder y amor para con su pueblo, creo en su promesa, creo en la promesa que sus servidores en sus fieles han sembrado. Creo que todos viviremos un mañana, limpio y libre; en los cielos y a su lado. Creo en el más grande único y poderoso, Nuestro Dios, Redentor y Salvador, creador de la noche y del día, del aire, mar y de la tierra, de todo el cosmos y de todos sus hijos. Creo en su único hijo Nuestro Señor, Jesucristo.

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