El secreto no revelado de Oracion A La Santisima Trinidad

oracion a la santisima trinidad

El enorme encuentro de Dios con el hombre tiene sitio, esencialmente, mediante Cristo. Y tiene en la Eucaristía la forma más potente de dejar su huella en el hombre. En la Eucaristía, memorial de las maravillas de Dios, sacramento del amor, fuente de vida, aflora el camino de fe, de testimonio y de comunión. En la Eucaristía Dios posiciona a cada uno de ellos en su dignidad de hijos. Pero no solo es un secreto para contemplar, es también un misterio para ser experimentado y vivido por el hecho de que este misterio deja una señal indeleble en toda nuestra vida cristiana, especialmente desde el instante de recibir el sacramento del bautismo. El bautismo efectúa en cada persona una exclusiva creación convirtiéndonos en hijos adoptivos de Dios, participantes de la naturaleza divina, integrantes de Cristo y coherederos con Él de la gloria eterna y templos de Dios por medio del Espíritu Santo. ¡Qué precioso sentir que el bautismo nos une de una forma tan angosta a la Muy santa Trinidad!

Te doy infinitas gracias por los innumerables provecho concedidos, a mi y a todo el mundo, y por los que siempre, día tras día, otorga tu benigna providencia. En Ti deposito mi confianza; y de tu mano, Santo dios, vida única, promesa mía, deseo, espero y deseo recibir todos los bienes, espirituales o corporales, que pueda lograr en esta vida o en la otra. Desde hoy y para siempre te consagro mi cuerpo y mi alma, todas mis potencias, la memoria, el entendimiento, la intención y todos mis sentidos. Concluimos esta hermosa oración rezando un Credo a fin de que la luz de Dios nos guie.

Oración Milagrosa A La Santísima Trinidad

Y el culmen de todo esto se alcanza en la Eucaristía, pues el Jesús que nos llega nos transforma en participantes de la vida trinitaria. Pero este misterio no posee porque ser algo inentendible y también incomprensible porque como otros secretos cristianos el de la Trinidad es mucho mayor de lo que la inteligencia puede sentir.

• La palabra de Dios nos muestra un Dios Padre redor de todas las cosas, entonces nos presenta a Jesucristo que es el mismo Dios hecho hombre, estuvo entre y entregó su historia por mor a la humanidad, en el momento en que se fue al cielo nos dejo al Espíritu Santurrón y ahora tenemos la posibilidad de contar con los tres.
• Pero el amor de nuestro Creador no tiene límites para con nosotros.

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A La Santísima Trinidad Para Soliciar Un Favor

Apiádate de mí y ayúdame en esta difícil situación como hijo tuyo que soy. Suplico frente a ti Santísima Trinidad, gracias por oír mis suplicas, gracias por tu amor infinito y por la seguridad que me brindas. Me entrego en cuerpo y alma a tu bondad y caridad, deposita toda mi esperanza en tus manos a fin de que me asistas a mantener mi fe, con tu amor y entendimiento para lograr ser mejor persona y mantenerme lleno de ilusión. Oh Santísima Trinidad, comienzo y final de nuestra vida, mi fuerza, resguardo y dulce socorro que habita en mi corazón y mi alma rodeando mi ser. Bendita tu, merecedora de toda honra, goce y alabanzas. Oh Muy santa Trinidad, este día he decidido venir ante ti y arrodillarme frente tu excelencia para ofrecerte mi ser y mi espíritu, buscando tu compañía, amor y protección en este camino llamado vida.

Con Dios no tiene sentido preconcebir las situaciones por el hecho de que con esto solo sellas el corazón y el alma a los dones del Espíritu. Lo que he aprendido a lo largo de la vida es es que el amor de los tres me ha tocado internamente de una forma extraordinaria y su felicidad jamás deja de acompañarme, singularmente cuando han llegado las pruebas y todo parecía perdido. La Muy santa Trinidad vive en el fondo de nuestra vida. Lo he meditado de forma muy profunda esta Navidad pasada.

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Y el Espíritu Santurrón es el Santo Aliento que nos envían el Padre y el Hijo. Este aliento que santifica y que recuerda todo cuanto Jesús ha dicho. Es Él quien me enseña a decir cariñosamente «papá» a nuestro Padre. Solo puedes llamar Padre a Dios si te consideras realmente su hijo. Al final, el Espíritu Santo no posee otra ambición que llevar a cabo de todos un católico a la imagen de Cristo. Con discreción y enorme paciencia, trabaja día y noche en el corazón de las aventuras humanas, tanto personales como colectivas.

Bendita Muy santa trinidad, merecedor de toda honra, gloria y alabanza, creo en Tu poder, Dios Padre, Dios hijo, Dios espíritu Beato. En el nombre del padre, del hijo, del espíritu beato y de la Santísima Trinidad, los glorifico y bendigo, como va a ser el día de hoy y mañana, todos los días, desde principio a fin, por los siglos de los siglos. Padre tu que me has dado la vida, hijo que me cubres con tu sangre y espíritu que me otorgas el libre albedrío que todos los seres fieles poseemos, les solicito que me cubran con su abrigo, que me den la luz que necesito y pueda tomar el camino que me es necesario para continuar. Esto también lo logramos hallar en la fácil oración del padre en el momento en que decimos “En el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santurrón” no es algo que no los digan muy en claro, pero Dios existe y frecuentemente ha intentado ingresar entre nosotros de la manera que fuera.

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El Padre engendra desde su eternidad al Hijo; en Cristo se expresa todo Él dándole toda su divinidad; así Padre e Hijo se tienen en una comunión impecable, en un acto de amor perenne, que es el Espíritu Santurrón. Pero este amor divino no se limita al seno de la Trinidad, sino lo entrega al hombre desde el momento mismo de la creación y también, incluso, en las sencillas, humildes e íntimas acciones del ser humano y de la Iglesia.

Y esperamos el cumplimiento de tu palabra santa y divina. Dios mío, creo firmemente cuanto tú, verdad eficaz, has revelado y la santa Iglesia nos propone para opinar. Y expresamente creo en ti, único verdadero Dios, en tres personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santurrón; y en tu Hijo, encarnado y fallecido por nosotros, Jesucristo, el que va a dar a cada uno, según sus méritos, el premio o la pena eterna. Creo en Ti Santísima Trinidad, que gobiernas los cielos y la tierra.

Toma el control de mi vida, no me dejes separarme de Ti, cúbreme con tu manto sagrado y hazme invisible ante el enemigo, la patología y los accidentes. ¡Qué día más señalado para constatar la realidad de mi fe y para ser intensamente siendo consciente de que toda vez que digo «en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», profeso y actualizo mi relación escencial con Dios «en quien vivimos, nos movemos y somos». En este gran Secreto nuestra razón humana ofrece sus límites, pero es un acto de fe que llena de seguridad. La festividad de la Muy santa Trinidad me enseña de forma maravillosa que Dios es familia y red social. Que Padre, Hijo y Espíritu Santo integran la gran familia de Dios, y que esta Trinidad está que se encuentra en mi peregrinaje vital, junto a mí en las alegrías y las penas, que tiene un emprendimiento específico para mi, que me señala el camino a seguir y que me entrega la fortaleza para hacerlo situación.

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De alegría, de buen humor, de espíritu positivo. De desconcierto por las cosas bellas que ofrece la vida. En los destellos de estas Tres Personas, en la luz que llena nuestras vidas, en el cariño que transforma nuestro corazón y en la clemencia que se hace que se encuentra en nuestra vida todo se abre a un nuevo amanecer.

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